La Historia de Superación de Alquiver Pérez Quiroga
Alquiver de Jesús Pérez Quiroga nació el 12 de abril de 1976 en Puerto Venus, Nariño (Antioquia), y creció en el Barrio la Sierra, Comuna 8 de Medellín, en un entorno marcado por la pobreza y la violencia. Desde muy joven, Alquiver tuvo que enfrentarse a duras realidades. Acompañaba a su madre a la Plaza Minorista para pedir alimentos y vendía cigarrillos para contribuir al sustento de su familia. A los diez años, comenzó a trabajar como embolador de zapatos en el centro de Medellín, una labor que realizó en medio de un ambiente de consumo de alcohol, drogas y las problemáticas típicas de los barrios de Medellín en los años 90.
El Punto de Inflexión: Un Cambio de Vida
El punto de inflexión en la vida de Alquiver ocurrió cuando tenía 17 años. La violencia en su barrio alcanzó un punto álgido cuando las milicias asesinaron a sus amigos. Ante esta tragedia, decidió emigrar e ingresar al Ejército Nacional a los 18 años, buscando una salida a su situación. Este paso no solo fue un escape, sino también una oportunidad para redirigir su vida. Permaneció como soldado voluntario, influenciado por la situación de violencia en el país y el sacrificio de su madre, quien, a pesar de las dificultades, se esforzó por brindarles una educación básica a él y a sus hermanos.
El Camino hacia la Superación y el Servicio
Después de retirarse del Ejército, Alquiver trabajó como conductor de servicio público, pero su sueño de ser abogado seguía vivo. A la edad de 40 años, decidió mejorar su educación, aprendiendo a leer y escribir mejor. A los 46 años, logró convertirse en abogado, una profesión que ejerce con dedicación y un fuerte sentido de justicia social.
La educación y el sacrificio de su madre siempre fueron un pilar en su vida, motivándolo a valorar el servicio a los demás más allá del interés económico. Este ejemplo de sacrificio lo inspiró a convertirse en abogado para ayudar a los más necesitados y a las personas privadas de libertad, a quienes ahora sirve con devoción desde su rol como coordinador del equipo jurídico en la Fundación Celdas con Dignidad.
Un Futuro de Esperanza y Compromiso
Hoy, a sus 48 años, Alquiver Pérez Quiroga sigue persiguiendo sus objetivos y proyectos, motivado por su deseo de servir y ayudar a aquellos que más lo necesitan. Su vida es un testimonio de superación, esfuerzo y dedicación, y su compromiso con los derechos humanos y la justicia lo convierte en un pilar fundamental de la fundación. Cada día, Alquiver se levanta con la convicción de que puede marcar la diferencia en la vida de aquellos que, como él, han enfrentado adversidades y buscan un futuro mejor.
Su historia no solo es inspiradora, sino que también es un recordatorio de que, con determinación y apoyo, todos podemos superar los desafíos y construir un mundo más justo y humano.Un Mensaje de Esperanza para las Personas Privadas de la Libertad
Querida comunidad de privados de la libertad y sus familias, en este camino de reinserción y transformación, los animo a mantener la esperanza y la fortaleza, pese a las circunstancias. Su dignidad y derechos fundamentales son nuestra prioridad, y estamos aquí para apoyarles en cada paso que requieran dar en su proceso. Juntos, podemos construir un futuro de oportunidades y justicia. ¡No están solos, cuentan con nuestro compromiso y apoyo constante!
A pesar de las circunstancias que están viviendo, cada día es una oportunidad para crecer, aprender y transformar sus vidas. Mantén la esperanza y trabaja en tu reinserción con determinación y valentía. Recuerda que tu pasado no define tu futuro. Con esfuerzo y perseverancia, puedes construir una nueva historia llena de oportunidades y éxito. Cree en ti mismo y en tu capacidad para superar los desafíos y alcanzar tus metas.
Atentamente, Alquiver de Jesús Pérez Quiroga, Un fiel servidor de esta su fundación Celdas con Dignidad
La Historia de Superación de Alquiver Pérez Quiroga
Alquiver de Jesús Pérez Quiroga nació el 12 de abril de 1976 en Puerto Venus, Nariño (Antioquia), y creció en el Barrio la Sierra, Comuna 8 de Medellín, en un entorno marcado por la pobreza y la violencia. Desde muy joven, Alquiver tuvo que enfrentarse a duras realidades. Acompañaba a su madre a la Plaza Minorista para pedir alimentos y vendía cigarrillos para contribuir al sustento de su familia. A los diez años, comenzó a trabajar como embolador de zapatos en el centro de Medellín, una labor que realizó en medio de un ambiente de consumo de alcohol, drogas y las problemáticas típicas de los barrios de Medellín en los años 90.
El Punto de Inflexión: Un Cambio de Vida
El punto de inflexión en la vida de Alquiver ocurrió cuando tenía 17 años. La violencia en su barrio alcanzó un punto álgido cuando las milicias asesinaron a sus amigos. Ante esta tragedia, decidió emigrar e ingresar al Ejército Nacional a los 18 años, buscando una salida a su situación. Este paso no solo fue un escape, sino también una oportunidad para redirigir su vida. Permaneció como soldado voluntario, influenciado por la situación de violencia en el país y el sacrificio de su madre, quien, a pesar de las dificultades, se esforzó por brindarles una educación básica a él y a sus hermanos.
El Camino hacia la Superación y el Servicio
Después de retirarse del Ejército, Alquiver trabajó como conductor de servicio público, pero su sueño de ser abogado seguía vivo. A la edad de 40 años, decidió mejorar su educación, aprendiendo a leer y escribir mejor. A los 46 años, logró convertirse en abogado, una profesión que ejerce con dedicación y un fuerte sentido de justicia social.
La educación y el sacrificio de su madre siempre fueron un pilar en su vida, motivándolo a valorar el servicio a los demás más allá del interés económico. Este ejemplo de sacrificio lo inspiró a convertirse en abogado para ayudar a los más necesitados y a las personas privadas de libertad, a quienes ahora sirve con devoción desde su rol como coordinador del equipo jurídico en la Fundación Celdas con Dignidad.
Un Futuro de Esperanza y Compromiso
Hoy, a sus 48 años, Alquiver Pérez Quiroga sigue persiguiendo sus objetivos y proyectos, motivado por su deseo de servir y ayudar a aquellos que más lo necesitan. Su vida es un testimonio de superación, esfuerzo y dedicación, y su compromiso con los derechos humanos y la justicia lo convierte en un pilar fundamental de la fundación. Cada día, Alquiver se levanta con la convicción de que puede marcar la diferencia en la vida de aquellos que, como él, han enfrentado adversidades y buscan un futuro mejor.
Su historia no solo es inspiradora, sino que también es un recordatorio de que, con determinación y apoyo, todos podemos superar los desafíos y construir un mundo más justo y humano.
